Si hay algo que siempre nos remite al inicio, son los cambios.
Peor aún, si estos cambios resultan ser drásticos, entonces la
naturaleza humana también vuelve a sus básicos: La Soledad.
Es casi casi una ley que cuando la luz se torna oscuridad...
uno tendrá que hallar el camino solo, con el correspondiente
riesgo a perderse en el trayecto...
O quizá otra vez a reencontrarse, y una vez más: Volver a comenzar.
Es cuestión de círculos. (no, esta vez no hay tangente)