Soluciones complejas para frecuentes incógnitas.

¿Cuántas veces? Cuántas veces habían aceptado mirarse entre líneas, leerse entre notas, cantarse canciones que no fueran de amor mientras siguieran amándose. ¡Cuántas promesas rotas! ¿Cuántas voces? Cuántas voces habían apagado entre besos, susurros que clamaban por exteriorizar los deseos, silencios cómodos mientras siguieran deseándose. ¿Cuántas razones han tenido para dejarse,dejarse aferrados a una "armonía" que des-armoniza sus sentidos?

Razones inventadas. Razones que no buscaban. Por qué romper promesas. ¿Por qué siquiera pensar en hacerlas? ¿Acaso es realmente necesario dejar de creer que existe algo externo y mayor a lo que se puede percibir, para poder así brindarse la oportunidad de amar? ¿Qué tan natural es vivir sospechando que el amor puro existe y sin embargo pensar que quizá nunca tendrás la fortuna de encontrarlo? No hablo de generalidades, sino de particularidades. Hemos dejado de darlo "todo" por temor a quedarnos vacíos. El no saber si el la otra persona que forma parte de este idilio tiene siquiera la intención de dar la mitad de sí para compartir con uno te vuelve esclavo de una relación que procuras mantener para no quedarte pendiendo de un hilo. Yo ya no sé qué tanto valdría la pena arriesgarme a amar(lo).

Soluciones complejas no existen para frecuentes incógnitas.