30 abril, 2009

Mientras me tiemblen las piernas...

Una vez más apareciste en mis sueños, resulta que cuando estás en ellos hay una canción constante en mi cabeza. Y aún dentro de mis sueños, sé que me miras sentado desde aquella silla, esa silla donde nos fundimos una vez... esa misma silla es el lugar que has elegido para mirarme mientras duermo. No he aprendido a reconocer una mirada de amor entre tanta oscuridad, pero con certeza sé que podría encontrar ese lunar que tienes en la pierna izquierda. No es que me jacte de conocerte, es que sé que eres mío, mío en sueños, y mío en sentimientos; y sé que quieres encontrarme y reecontrarme, conocerme, besarme, soñarme. Pero no me atrevo a dejarte acercar a mí. Me detengo en los límites de la certeza y pasó a sobrevivir usando solamente la cabeza. Sigo sin saber si me funciona de la manera correcta pero tengo fé en que será mejor usada que mi corazón. Porque el corazón lo tengo en las piernas, cada vez que camino en la calle sé que estoy caminando con el corazón, camino con el corazón porque sé que quiero encontrarte. Y no te encuentro. Y entonces mis piernas me llevan a mi habitación, me suben a mi cama, y veo la silla toda triste y vacía, ausente y falta de ti, y de nuevo, yo con mi corazón en las piernas nos vamos a buscarte por las calles dónde nos encontramos cada día por casualidad, cuando no planeabamos una cita y siempre sabíamos donde hallarnos, aunque a veces no quisieramos, pero estábamos nostalgicamente atados a nuestros recuerdos.
Y no sé si los deseos tengan tanto poder, pero sé que te encontré sentado en la banca menos esperada, leyendo el libro inimaginable, tomándote el café que dijiste jamás tomarías. Sentí comezón en la punta de mis dedos, sabía que incluso ahí podía llegar mi rabia, y repentinamente mi ombligo se llenó. Se llenó de ti y de mí, fundidos instantáneamente en uno, comenzando a desconocernos y a olvidarnos. Borramos poco a poco cada caricia, cada beso, cada noche, olvidamos las veces que hicimos el amor, y nos quedo en la mente el hastío de encuentros poco casuales. No fue como si ya no te conociera, fue saber que te conocía y no querer encontrarte de nuevo. Sigo viendo la silla, y siendo sincera sigo esperando encontrarte ahí sentado, mirándome fijamente en la oscuridad y adivinando como  sería mi silueta si tú siguieras conmigo.

Así fue como nos despedimos, aún en sueños aparece la melodía de siempre pero cada mañana que despierto agradezco si las piernas me tiemblan, porque seguro es sinónimo de que mi corazón continua latiendo.

2 comentários:

eliú disse...

me vi narrando tus letras, caminando de igual manera que tú lo haces y me vi viendo una silueta difusa en la oscuridad de mis noches observando mis sueños.

Anônimo disse...

hubo unas partes que me gustaron un montón!
"no he aprendido a reconocer una mirada de amor" eso me mató (: esta bien triste la frase!
y aunque siento que hubo partes que estaban de más, me gusó mucho!

:* maaan!

These words I write keep me from total madness